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miércoles, 8 de enero de 2014

Un amor entre dos ángeles

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Mis compañeros, estaban peleando contra varios demonios. Algunos de los otros ángeles, estaban en el suelo, luchando por mantener a raya las fauces de los demonios. Detrás de aquella escena, había dos demonios frente a un ángel tumbado que no se movía. Reconocí al chico más mayor, el que se había adentrado antes que el resto. Los demonios tenían las fauces inclinadas hacia su estómago, del que se veía un líquido plateado brillante. ``Sangre´´ pensé horrorizada. Estaba muerto. Los demás, se batían para no correr el mismo destino que nuestro camarada. Conté ocho demonios y cuatro ángeles peleando. Dos de los demonios estaban ocupados con el ángel muerto, pero aún así estábamos en clara desventaja. Y eso no era todo: los ángeles que estaban peleando, eran principiantes.
No sabía que hacer, pero tomé la decisión más rápida. Era un ángel de luz y no había ido esa noche a ver morir a mis compañeros y asustarme en un rincón. Ya era hora de que actuara como tal. Desplegué las alas, pegué un salto y me abalancé contra un demonio que estaba a punto de morder a uno de mis compañeros. Caí agarrando al demonio por el costado y por la fuerza con la que lo había empujado se empotró contra la pared del callejón. El demonio emitió un gruñido de dolor. Me puse en pie, viendo al demonio tumbado y sonreí satisfecha.
Sin embargo, los demonios eran fuertes. El demonio que había tumbado, ya se estaba poniendo en pie y observé, que los dos demonios que se estaban alimentando de mi compañero volvían la vista hacia donde estaba yo. Retrocedí un par de pasos mientras el primer demonio se sacudía y comenzaba a gruñir mostrando una no pequeña boca babeante llena de una fila de dientes y colmillos. Como haciendo coro, los otros dos lo imitaron. Contemplé que los otros dos demonios, además de babas, goteaban la sangre de mi compañero fallecido. Ver la plateada sangre y detrás mi compañero, me enfureció. Noté que me enfadaba más y más y que mi cuerpo se iba calentando. Mis alas se desplegaron, haciéndome ver más grande de lo que era. Uno de los demonios, saltó hacia mí y me derribó. Su boca abierta fue a morder, y coloqué las manos a ambos lados de la mandíbula en un intento desesperado de que no me mordiera. Por el momento funcionaba. Pero estaba presa del pánico. Estaba cegada por el miedo, no sabía que hacer.
Entonces, replegué mis piernas, y las impulsé hacia arriba empujando al demonio. Este calló al suelo con un ruido seco. Me incorporé, quedándome sentada, y vi que otros dos de los míos habían caído y un solo demonio parecía estar muerto.
De seis ángeles que habíamos ido, sólo tres aún continuábamos con vida, y a duras penas. Los demonios estaban acorralando a mis compañeros, y uno de los dos demonios que tenía delante saltó hacia mí.

De pronto, una sombra negra calló del cielo, evitando que el demonio llegase hasta mí. Yo estaba encogida, como si así fuera a protegerme de las fuertes fauces del demonio. Aparté las manos de la cabeza, y vi que el demonio que se había avalanzado yacía ahora muerto a los pies de la sombra que había caído. Dirigí la vista hacia la criatura que me había salvado la vida y no me lo podía creer.

Espero que os guste.  

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