http://librosycuentosamaia.blogspot.com.es/search/label/Un%20amor%20entre%20dos%20%C3%A1ngeles
Al día siguiente me levanté cansada, sin haber
dormido demasiado. Busqué a Bernardo en su habitación y en el salón, pero no lo
encontré. Me junté con un ángel que me dijo que él, Martin y Simon estaban en
la sala de entrenamiento, esperándome. Me dirigí allí y los hallé en una de las
mesas de la zona de lectura. La zona de lectura consistía en un puñado de
estanterías que contenían libros prácticos para el entrenamiento. La biblioteca
del Cielo, era más bien privada, reservada para los adultos. En aquella zona de
lectura, había una mesa entre estantería y estantería y no contenían ni una
mínima parte de los libros de la biblioteca.
Me dirigí hacia ellos, y les di los buenos días a lo
que Simon me respondió con una de sus típicas sonrisas y un ``dormilona´´ en
voz baja. Me senté y tras intercambiar una mirada con Bernardo, Martin tomó la
palabra.
-Bueno, no queríamos engañaros a ninguno de los dos.
Tanto Bernardo como yo, estamos de acuerdo en que es absurdo ocultaros lo que
está sucediendo. Los otros ángeles mentores, no quieren que se sepa entre los
jóvenes, así que os pedimos que guardéis silencio en este asunto.
Hizo una pausa en la que nadie habló. Martin hablaba
en voz baja, para que el resto de ángeles que se hallaban en la sala de
entrenamiento no escuchasen nada. En aquella pausa, el nerviosismo de Simon y
mío casi se podía palpar. Bernardo permanecía sereno, como siempre y escuchaba
atentamente a Martin.
-La verdad es que este tema es de preocupación. Ya
se han celebrado varias reuniones, pero por el momento hay pocas soluciones.
Los adultos y sobre todo los más veteranos intentan que la vida siga su curso
normal, pero cada vez, es más difícil.
Una nueva pausa. Vi como Simon se revolvía inquieto
en su asiento. Yo trataba de ocultarlo, pero también estaba muy nerviosa. ¿Qué
sería aquello que Martin estaba a punto de revelarnos? Intenté no dar signos de
impaciencia y aguardar a que Martin continuara. Tras dirigir una mirada por
todos nosotros, continuó.
-Cada vez hay más ángeles oscuros que acuden a la
Tierra cada noche. No sabemos por qué, pero los ángeles que patrullan la ciudad
cada noche, (hablamos de los veteranos, no de los jóvenes que vais a ahuyentar demonios)
dicen que cada vez hay más. No van en grupos grandes, van en grupos de hasta
tres ángeles, como siempre han hecho. El problema es que si antes había seis
ángeles oscuros en total por toda la ciudad, ahora hay doce o incluso más. Este
incremento es preocupante, porque significa que el riesgo para nosotros es aún
mayor. Cada noche hay más, y, como ya sabéis, por lo menos dos veces a la
semana hay un grupo de jóvenes ángeles de luz que van a la Tierra por primera
vez. La solución que hay de momento, es que los grupos de jóvenes se aumenten y
que, a su vez, haya unos pocos veteranos que les acompañen. Pero si tienen que
atender a los demonios, (cuyo número también se ha incrementado), no pueden
hacerse cargo si los ángeles oscuros atacan para llevarse a los más jóvenes, o
para dañarlos.
Martin calló cuando un mentor pasó por la estantería
contigua a la mesa donde estábamos para coger un libro. Este silencio se hizo
muy tenso. Simon estaba muy serio, cosa rara en él y parecía pensativo.
Bernardo alternaba su mirada de Simon a mí y viceversa. Martin miraba al ángel
que buscaba un libro y de vez en cuando se giraba y nos lanzaba una rápida
mirada. Mi cabeza no paraba de dar vueltas. Todo tenía más o menos sentido.
Varios demonios que superan en número a los ángeles, un ángel oscuro acechando
en el tejado, las medidas de seguridad eran las mismas que había explicado
Martin, otro ángel oscuro en un monumento, varios demonios que consiguen rodear
a ángeles. ¿Por qué estaría pasando todo esto?
El ángel por fin encontró el libro que buscaba y se
alejó. Tras otra breve pausa, Martin dijo:
-Otra cosa que hay que remarcar es que los demonios
parecen más… No sé cómo explicarlo… -Hizo una pausa para buscar la palabra
adecuada. –Organizados. Están mucho más organizados que de costumbre. Siempre
han sido criaturas muy tontas, pero eso parece que ha cambiado. El mejor
ejemplo de ello son los acontecimientos de las dos últimas noches. –Martin
levantó la vista y me miró. –En la primera salida de Clara, los demonios os atacaban
en grupo. No todos a la vez, primero uno, luego otro, luego otro. Incluso,
según tengo entendido, os acorralaron en una pared y luego consiguieron escapar
dos. ¿Cierto?
Asentí, seria. Martin continuó, esta vez, dirigiendo su mirada hacia Simon.
Asentí, seria. Martin continuó, esta vez, dirigiendo su mirada hacia Simon.
-Y lo que pasó ayer, desconcertó a todo el mundo.
Dos demonios alimentándose tan tranquilos, os dirigís a espantarlos o matarlos
y de pronto… ¡Zas! Os veis rodeados por todas partes por demonios. Algunos
dicen que fue una coincidencia, que los demás demonios fueron atraídos por el
cadáver humano. Pero ninguno dice lo que piensa. Yo creo que fue una emboscada.
Hizo otro silencio en el que tanto yo como Simon y
Bernardo asentimos para mostrar que estábamos de acuerdo. Sería una
coincidencia muy grande que tantos demonios llegasen allí a la vez y encima de
tantas direcciones formando un círculo que posteriormente conseguiría acorralar
a un gran número de ángeles. Había algo que me inquietaba. Si había tantos
ángeles oscuros, para llevar al Infierno a los ángeles de luz… ¿Por qué Axel no
lo hizo? Desde luego, había tenido una gran oportunidad. Estábamos solos y
nadie podría haberme ayudado. Y el ángel del parque… ¿Por qué no intervino? En
todo aquel caos, podría haberse llevado a cualquier ángel, incluso a un veterano
si tenía suerte. ¿Por qué? No lo entendía. ¿Para qué tantos ángeles oscuros, si
no intervienen cuando tienen oportunidad?
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