Seguidores

Entradas populares

lunes, 16 de septiembre de 2013

Noticias

Bueno, ya he comenzado el curso 2013/2014. Por lo tanto se me rebajan las horas libres y también tiempo para escribir.(Sé que no escribo mucho, pero tampoco tengo mucho tiempo) Este año, ya estoy en tercero de ESO y las cosas ya se están poniendo serias. Este año, por lo que han dicho los profesores, va ha haber varios trabajos escritos y al igual que hice con la carta de amor (véase en una publicación anterior), las iré poniendo por aquí esperando opiniones, críticas y sugerencias.

Además, este año, se producen cambios. Para aquellos que sepan como funcionan los institutos y demás, sabrán que tercero de ESO es un año de decisiones. Los alumnos tenemos que decidir entre ciencias, letras o tecnologías. Yo estoy entre ciencias y letras. Y últimamente me come más la cabeza que debería escribir más porque una de las opciones que me gustaría para el futuro es de ser escritora. Así que procuraré que se me encienda la bombilla más a menudo y espero recibir más visitas, más comentarios, críticas y opiniones.


lunes, 2 de septiembre de 2013

Verano y..... Camping

Bueno, llevo un verano de escándalo. Llevo todo el verano en Ejea de los Caballeros, en Aragón. En un pequeño camping llamado El Bolaso. La gente puede preguntar ¿Qué hay de encanto en un camping, en medio de la nada en el que para mucha gente sólo hay moscas y mosquitos? Pues para esa gente nada. Pero bueno. Para gustos, colores.

Cuando hablo a mis amigos de mi camping me preguntan: ¿Y tendrá playa no? ¿Piscina con tobogán? ¿No te aburres tu allí sin salir con la gente de aquí? Y yo les contesto: No. No Y... No. La gente cree que si no tiene playa o una piscina espectacular no es nada mas que un trozo de campo en el que no se puede hacer nada.

Pues veréis, El Bolaso, es un complejo turístico. Tiene un lago precioso, rodeado de árboles. Un restaurante y un bar, en el que se celebran bodas, bautizos, comuniones... También viene mucha gente a pasar el día. Tiene una piscina, no es estas piscinas espectaculares, no señor. Es sencilla. El suelo liso, sin azulejos. Sólo mide 1' 40 de máximo. Tiene una pista para jugar a tenis y otra para jugar a frontón. Está todo lleno de árboles, y, nada más por estar allí ya te refrescas, puesto que hay una brisa constante. El agua nunca está muy caliente. Suele estar más bien fría.

Y, por último, pero no menos importante, dejando atrás la piscina, el lago y el restaurante, se encuentra el camping. No es muy grande pero tampoco pequeño. Sus dueños, Rafa y los demás, se afanan en la tarea que es cuidarlo y limpiarlo día a día. La verdad, es que cuidan ese camping con mucho cariño y nunca ves los baños sucios. Te puedes encontrar a Rosa recogiendo papeles cada dos por tres y a Ricardo barriendo y limpiando cristales.

Es un camping sencillo, en el que te puedes encontrar a ``los fijos´´.  Los fijos, como así los llamamos, son la gente que ha dejado allí su caravana y a montado su avance para quedarse. Todos los viernes acuden al camping y se marchan los domingos. También hay fijos que, en vez de caravana, tienen un Mobile- Home. Yo tengo uno. Es como un piso pequeño, pero acogedor.

Yo siempre he dicho que El Bolaso, es como un pequeño pueblo. Yo he dividido el camping en dos partes: La parte alta que es donde están los bungalows y los baños y duchas. Allí hay algunas caravanas y a partir de una mini-rotonda que hay es la parte baja. También es lo que yo llamo la ``zona residencial´´ puesto que ahí están la mayor parte de los fijos y todos los Mobile- Home puestos.

A los niños nos gusta andar en bicicleta, lo que es muy fácil por el camping es como un ``escalestri´´ en tamaño real. Damos vueltas al lago, jugamos al escondite alrededor del salón social (un lugar con mesas, algunos juegos de mesa, un futbolín y también la única zona wifi del camping.), jugamos a ``polis y cacos´´ por la noche,vamos al parque, etc. Así que ahí el que se aburre es porque quiere. Los adultos tienen sus amistades y quedan para comer, van a casa de unos o de otros a tomar café...

Es un camping fenomenal. Todo el mundo está con todo el mundo. He de reconocer, que yo no soy de las personas más sociables del camping. No suelo salir demasiado de mi parcela. Pero no me importa lo más mínimo. Yo soy feliz leyendo o yendo a pescar. Hay a gente que le parece extraño que con 14 años, no quiera salir demasiado. Pero si soy así soy así ¿Qué se le va a hacer?

Este verano me lo he pasado muy bien. He disfrutado como una enana. He aprendido a pescar mucho mejor que el año pasado. Me han regalado dos cañas nuevas geniales y he encontrado en la pesca tranquilidad y aunque resulte extraño emoción. Me hace mucha ilusión cuando hunden mi corcho y sé que probablemente saque un pez. Me divierte y a la vez me cabrea cuando se me escapan. Y me llena de satisfacción cuando lo consigo. Para aquellos que me conozcan un poco, sabrán que mi gran afición es la lectura. Me he pasado incontables horas leyendo ya sea en mi cuarto o en una de las tumbonas. Al final, por leer demasiado he acabado con dolor de cabeza. Pero no en vano. Adoro el camping. Desde que era muy pequeña.

Y ahora que ya se acaban las vacaciones... Pues me alegro también. He echado de menos a mis amigas y amigos de Pamplona y el instituto me reúne con ellos.

En resumen: Ha sido un verano fantástico.

El sonido del silencio

En una montaña remota, donde el ser humano jamás a dejado su huella, se puede apreciar el sonido de la naturaleza. De un bosque en silencio. Pero no en completa quietud. Hoy, se emprende un viaje desde el corazón de la mismísima Madre Naturaleza.

Nada más comenzar, se puede apreciar que ese lugar es distinto, sacado de cuento, se podría decir. Cunado ya te empiezas a adentrar en el bosque, se escucha un silencio tranquilo. Pero, ¿Cómo se escucha un silencio, si el silencio es, la carencia de sonido? Para mucha gente, resulta imposible. Pero ahí se encuentra. En lugares tranquilos como esta montaña se puede hallar el silencio más hermoso de todos. El silencio producido por la naturaleza.

Vas caminando por su espesura. El suelo está cubierto de hojas y te encuentras rodeado de árboles por todas partes. Lo único que se escucha es el crujir de las hojas que produces tú mismo al caminar, el canto de las distintas aves, llamándose unas a otras. 

Si te concentras un poco, podrás oír el susurro del viento, difícil de escuchar pero ahí está, persistente. Sólo es un susurro, una caricia en las copas de los árboles. Susurra una canción para todo aquel que quiera escucharla con atención. Es curioso que, una vez que la has oído, levantas la mirada del entorno que te rodea y te encuentras con el cielo azul, con alguna que otra nube y con los árboles meciéndose, como si estuvieran bailando al compás del viento. 

Sigues caminando y escuchando. Poco a poco, empiezas a escuchar, cada vez más claro el sonido de un arroyo. Es un sonido bello. Yo diría que atrayente. Ya te encuentras envuelto en ese bosque, ya formas parte de ese entorno y, sin poder evitarlo, sientes que deberías ir a ese arroyo. 

Sales corriendo arrastrando hojas secas a tu paso y te invade una sensación de una libertad plena. Corres por el bosque con los sonidos siguiéndote allá a donde vas. El sonido del arroyo está cada vez más cerca. Al principio no te habías percatado, pero ahora sí. El viento, te sigue mientras corres, sigue susurrando y con el viento a tu lado, te sientes más seguro y con más fuerza en las piernas. Corres más rápido, sientes que el arroyo está más cerca, lo escuchas. 

Te vas deteniendo poco a poco, divisando el arroyo. El sonido de las hojas mientras caminas se mezcla con los potentes y acelerados latidos de tu corazón por haber corrido. 

El arroyo, tiene el agua cristalina. Tanto que se ve el fondo. El fondo, está lleno de piedras grandes, lisas y redondas. Por el arroyo puedes ver pequeños pececillos y renacuajos. Hay una pequeña cascada. Subes la cascada y te quedas parado de golpe. Una hermosa cierva de color marrón claro, está bebiendo agua del arroyo. Su lengua crea pequeñas ondas, que es lo único que perturba las aguas aparte de la pequeña corriente. Alza la cabeza cuando te ve. Y, sin más, cruza el arroyo a la orilla en la que te encuentras, y sale al galope. 

Cuando llega la luz del crepúsculo, sabes que a llegado la hora de irse. Retomas el camino de regreso. Puedes percibir que el silencio a cambiado. Ahora es un silencio más intenso. Las aves han silenciado su canto, ya dormidas. Incluso el susurro del viento había cesado. Y, conforme te alejas del arroyo su sonido se amortigua. Era una noche tranquila. Tan sólo los grillos y algún que otro búho, rompen el silencio. Ya saliendo de la montaña, un sonido desgarra el silencio de la noche. Tardas un momento en averiguar de qué se trata y de dónde proviene, puesto que es un sonido tanto bello como aterrador; es un aullido y proviene, lo más probable de un lobo. Después de ese día de ensueño, sales de la montaña, después de aprender a escuchar el sonido del silencio.